19 enero 2010

Hacer cuentos de hadas...

Hay sentimientos que desconozco y que estoy profundamente agradecida de desconocer.
Sin embargo, a punta de empatía, muchas veces trago grueso de si quiera pensar en situaciones que se presentan en la vida de seres con los que comparto mi camino y en las de muchos otros con los que solo comparto lo que llamamos mundo.
Mi cabeza puede ser calificada de obsesiva. Tiene una tendencia irreprimible a repetir una y otra vez imágenes, reales o ficticias de todo aquello que se imprime en mi alma. Y hoy, como muchas otras veces, como toda esta semana, como muchos de mis años, revivo películas que ni he vivido. Con una sensación de vacío en el estómago y corazón arrugado. Porque no imagino lo injusto, lo indignante que pueden llegar a ser algunas infortunadas coincidencias, algunas despreciables circunstancias.
Siempre esa sensiblidad respecto al alma e intenciones de los otros me ha llevado a ser muy descconfiada, o muy sobreprotectora. Y en este último papel. nadie imagina cuanto desearía poder decir una palabra que borrara la carga siniestra de las historias de mis amados para convertirlas en cuentos de hadas. En recuerdos llenos de amor y de sonrisas.