16 mayo 2004

Movimiento

Una vez aprendí que no existe lo que no puede moverse. Fué como despertar de la fantasía colectiva en la todo siempre es como siempre ha sido y siempre será. Cómo no vivir en el apego
pensando, sintiendo, flotando en una atmosfera artificial de falsa eternidad?
Luego abres los ojos, ves la dinámica de tu vida en ese invento nefasto que llamamos tiempo,
para descubrir que desde el último de tus pensamientos hasta la célula mas recóndita de tu traje de
buzo se ha roto a pedacitos en la perpetua lucha entre el futuro y la historia, entre el tú quinceañero
y el tú de la tercera edad. Entre el tú de cuerpo perfecto y el tú de la celulitis y las arrugas. Entre el tú que está solo y el tú que vive la ilusión de no estarlo que llamamos amor.
Abrí los ojos...
Ya no espero...miro con los ojos desenfocados, y salto al próximo bloque de hielo que flota a la deriva, será este el que relamente me lleve de regreso a la orilla?. Pero no espero que lo sea, pues no añoro la orilla, no añoro mi anterior bloque de hielo, ya no espero. Pero existo, porque aunque no anhelo la orilla, definitivamente sí me muevo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sin ánimos de desvirtuar tus reflexiones kebunnycas... eso no parece escrito por un conejo sino por un pinguino ,p

Anónimo dijo...

y quién sabe si lo sepas...