24 julio 2005

Fragmento de una historia

Termina un día muy largo. Todo el tiempo y energía perdidos en una causa que no tiene ni principio ni final. Junto a la ventana, Eli contempla la lluvia, envuelta en su cobija de cuadros, congelándose del frío en cuerpo y corazón. Un pensamiento tras otro agobian su mente inquieta, susurrando sin parar una, dos, tres, mil maneras de no sentirse impactada por el curso de los acontecimientos. De manera imprevista el silencio se diluye entre el sonido inquietante del teléfono. Era ella, una vez más. Su tono de voz no había variado tanto desde la tarde, aunque en el fondo sintiera que tenía razones para no ser la de siempre. Un saludo cordial, seguramente una sonrisa detras de la bocina.

-Hola Eli, ¿Que tal tu día? Típico saludo de Malena, un domingo por la tarde. Esos domingo solitarios en los que Eli, solo se dedicaba a vivir en su pequeña burbuja.

- Nada. Aquí, pensando.

Respondía Eli, tratando de dejar fuera los detalles de aquello que hace horas iba y venía dentro de su mente.
Fué así como paulatinamente, Malena enganchaba su conversación casual a la ocasión, y mientras viajaban ida y vuelta palabras sin demasiada intención, Eli comenzó a sentir el deseo incontenible de, por primeravez en largo tiempo, verbalizar abruptamente aquello que sucedía dentro de sí. Y en medio de las acertadas reflexiones de Malena, irrumpió diciendo:

- Sabes Male? Creo que has pasado a ser la persona más inteligente que conozco.

- Ah si?, respondió Malena. - Y quién era la otra?

- Solo puedo decir que en eso de inteligencia, la verdad, no te llegaba ni a los hombros.

Y era cierto. Imposible pensar que ante una acción tan inesperada de Eli, Malena permaneciera inerte. Sabía que algo rondaba en su cabeza, la conocía demasiado, demasiado bien. Solo tenía que saber... necesitaba saber, era la única manera de manejar cualquier posible situación.

- ¿Cuéntame, y de dónde salió eso? ¿ Qué te traes con ese comentario?. indagaba Malena.

- Simplemente es así. Realmente lo admiro, lo admiro muchísimo,como configuras todo un aparataje para mantener cada cosa en su lugar.

Ah!, Así que de eso se trataba, pensó Malena, mientras intentaba ganar más poder sobre aquello que estaba sucediendo.

- Aunque te conozco demasiado bien, no termino de descifrarte, Eliza. Pero tu nunca dirías algo como eso sin que alguna cosa estuviese sucediendo dentro de tí. Algo en tu alma, y no importa cuantas veces lo niegues, si lo niegas.

Eli guardo silencio. Una película pasó por sus ojos en un segundo, llena de los recuerdos que, con un poco de dolor y un poco de alegría, atesora solo para sí misma, limitandose a romper el silencio solo para contestar:

- Hay cosas que se mueven solas, sin querer, y tú las sabes contener. No quieres que se salgan de su sitio. Admiro que lo hagas. En eso tienes una habilidad que hace toda la maniobra casi imperceptible.

- Casi imperceptible?

- Casi. Acotó Eli.

- Y qué te hace pensar que el "casi" no es parte de mi estrategia?

- Honestamente, creo que hay algo en tu estrategia que no funciona. Realmente eres magistral, muchas veces, la mayoría de ellas... Pero hay algo que está debajo y creo que no ves, o no quieres verlo. Y es eso, solo eso lo que evita que seas impecable.

EL silencio se apoderó del momento, dejando tras de sí una grieta en los corazones a cada lado del teléfono. Un espacio en el que se irían colando poco a poco, la ausencia de sonrisas y de abrazos.

(continuará)

15 julio 2005

Mirando la barrera desde la arena

Qué particular este lado de la barrera,
el de los toros. Todos esos cuernos afilados,
todas las veces que podrían clavar sus punzopenetrantes cuernos
en alguno de tus frágiles costados.
Particular entonces decidir estar parado aquí,
donde siempre temiste, queriendo, inesperadamente,
graduarte de torero con honores.

06 julio 2005

Bajo tu cielo

Una vez más bajo tu cielo mis lágrimas y mi sonrisa.
Tus amadas arrugas en la oscuridad de un abrazo conocido,
una vez más el tiempo hace su trabajo en tu cabeza,
te ayuda a olvidarme y recordarme, te sienta en su sillón.
Tres sonrisas nuevas y tres viejas me miran,
unas con estrellas en los ojos y las otras con el corazón roto,
y sin embargo, con tanta devoción… Como si vieran en mi rostro,
un trozo de la vida que se les ha escondido y no andan buscando.
Es así es que soy sorpresa que se cuela entre el silencio
de sus propios lamentos ahogados…una ansiada novedad
que sin quererlo les da voz
para ejercer publicamente el derecho de ser tristes,
y de nadar debajo de la tierra.
Frío mantuve en mí lo que es etéreo,
no debe calentarse, se expande, se hace pegajoso,
se vuelve trampa.
Cálido lo que es sólido, con tanto abrazo, tanto beso,
tanta sopa de pollo y esperanzas pintadas en la frente,
Para volver aquí, una vez más, muy lejos de tu cielo,
siendo del mismo color, sabor y consistencia
que desde hace días he sido.