30 junio 2004

Elucubraciones

Nunca me había arrancado la piel, quizás porque la necesitaba para vivir,
Pero ahora morí y solo necesito mi carne para alimentar la tierra.
Recuerdo que una vez una mano arrancó mi corazón desde la espalda,
no se como viví pero lo hice.
Pensé que después de eso ya no podía morir, pero me equivoqué.
Ahora mientras el suelo me cubre me pregunto…
Cómo serán los gusanos?
Dolerán dolerán sus mordidas en mis desnuda carne.
Quizás no, dicen que los muertos no sienten.
Como será cuando no quede nada?
Será posible que en realidad vuelva a nacer?
Si fuera así, tendría una vez más mi mismo nombre?
Creo que no, nunca más me llamaré a mi misma por mi nombre denuevo.
Si tengo la dulce desdicha de nacer, me llamaré con el nombre del alguna roca.
Si no la tengo pues me quedaré sin nombre simplemente esperando.
Es absurdo…
Que más puedo esperar?
Me quedaré aquí muerta desde abajo.

2 comentarios:

susana dijo...

Vivir es vibrar a cada instante, ante la emoción de percibir la maravilla de la creación que nos rodea. Vivir es entender que cada minuto que transcurre no volverá. Es atraparlo intensamente, porque forma parte del tiempo, que sabemos ha quedado en el ayer. Vivir es saber dar lo mejor de nosotros, es vibrar en la bondad y llevar a su máxima expresión nuestra capacidad de ser. Vivir es gozar los momentos bellos y desafiarse a sí mismo ante las adversidades. Vivir es aprender más cada día, es evolucionar y cambiar para hacer de nosotros un ser mejor que ayer, un ser que justifica su existir. Es perdonar sin réplica una ofensa. Vivir es sentir que nuestro existir no fue en vano y en la medida en que nos atrevamos a dar lo mejor de nosotros en cada momento, logremos manifestar la grandeza de nuestra alma para amar. Vivir es vibrar y sentir, es amar y gozar, es observar y superar, es dar y aceptar, es ser y permanecer, es comprender que nuestro tiempo es lo único que poseemos para realizar plenamente nuestro ser.

Anónimo dijo...

''No intentes enterrar el solor: se extenderá a través de la tierra, bajo tus pies; se filtrará en el agua que hayas de beber y te envenenará la sangre. Las heridas se cierran, pero siempre quedan cicatrices más o menos visibles que volverán a molestar cuando cambie el tiempo, recordándote en la piel su existencia, y con ella el golpe que las originó. Y el recuerdo del golpe afectará a decisiones futuras, creará miedos inútiles y tristezas arrastradas, y tu crecerás como una criatura apagada y cobarde. ¿Para qué intentar huir y dejar atrás la ciudad donde caíste? ¿Por la vana esperanza de que en otro lugar, en un clima más benigno, ya no te dolerán las cicatrices y beberás un agua más limpia? A tu alrededor se alzarán las mismas ruinas de tu vida, porque allá donde vayas llevarás la ciudad contigo. No hay tierra ni mar nuevo, la vida que has malogrado malograda queda en cualquier parte del mundo.''
Beatriz y los cuerpos celestes, de Lucia Etxebarria.