15 marzo 2005

El Precio por Despertar


La mayoría de las personas, nace, crece y muere, sin saber nunca lo que ha significado su paso por el mundo. Es como despertar a otro sueño diferente de la muerte, por lo que sigues soñando sin darte cuenta una y otra vez hasta que llega el momento de despertar.
Neo decidiendo tomar la pastilla correcta… es una metáfora de la lucidez, es una metáfora del momento en que voluntariamente decides comprometerte con tu destino.
¿Cuántas veces habré decidido soñar a estar despierta? ¿Cuántas veces hasta ahora y, por que ahora?
Desde muy chica, tuve siempre esa sensación de que algo en lo que había aprendido no tenía sentido. Curiosamente es una frase que también se menciona en Matrix. La frase retumbó en mi alma, porque es lo que hacen dentro de nuestro ser las verdades escuchados y comprendidas. Así fue que, intuyendo que algo más grande que yo movía los hilos, pedí ayuda al cosmos, y este muy diligentemente hizo llover sobre mí libros personas y más libros. ¿Nunca oíste, niña, las palabras: “ten cuidado con lo que deseas porque podría cumplirse”? Tal parece que nunca hubiese pasado por mi mente aquella precaución. Cada mecanismo develado ante mis ojos, cada relación del hombre con el cosmos, cada situación que empezaba a reconocer en mi vida hasta aquel momento desde un punto de vista más profundo, menos obvio, me daba tantas respuestas como nuevas preguntas y unas cuantas más angustias de las que esperaba encontrar. Lentamente, con cada palabra crecía un silencioso agobio. La ignorancia es una bendición, decía Cypher al Agente Smith, agotado de cargar el peso de la verdad que le fué entregada, una verdad que, como en la vida real, es a veces muy difícil de vivir, porque requiere entregar tu vida a ella. En ocasiones el agobio llega a niveles insospechadamente insoportables, y es cuando decides volver a dormir a voluntad. Voluntariamente romper el compromiso con la existencia, convirtiendo la vida en una aparente felicidad, que a menudo sospechas que es tan falsa como la Matrix. Porque en efecto lo es. Y el tiempo, inclemente, pasa y al final te das cuenta, muchas veces bastante tarde que te obligabas a pensar que eras felíz, porque no querías pensar en lo cobarde que fuiste al no aceptar que tienes un lugar y una función en el plan del cosmos, y que esa, fue, es y será siempre la única y verdadera forma de ser plena y realmente felíz. Es como el cuento del andén. Cuando estás allí esperando el tren que te lleva al único lugar a donde sabes que quieres estar, y cuando el tren está por partir decides bajarte y quedarte parado en el andén viendo como se va la felicidad, y obligándote a pensar que después de todo no era allá donde querías estar. Y la vida es tan persistente en sus planes que te manda mil y un trenes, y está en tus manos quedarte todas las vidas en el andén o mentarte y ser feliz por primera y quizás por última vez.
Posted by Hello

1 comentario:

susana dijo...

Muy buena la foto verde....
El ser feliz no es un estado de ánimo, es una actitud constante...