29 marzo 2009

Depresión

Ultimamente estoy tan cansada,
viviendo cada día con lo que parece siempre el último aliento.
Y no es verdad, porque cada último aliento precede al próximo ultimo aliento.
Cada día es casi como estar al borde de una muerte que además no veo,
no aparece, no deseo, pero siento cerca. Es como un comodín,
la carta que sirve para hacer lo que tu quieres. Y se torna peligrosa
cuando lo único que quieres es no seguir viviendo una diaria agonía.
No hay razones,
realmente no las hay... pero el mundo es cada vez más falto de sentido.
Y otra vez repito, no es cierto. Hay mucho por hacer, tanto...
Pero estoy tan cansada de nadar y no llegar a ningún lado,
de no querer ir a ninguna parte, que casi me siento tentada por la idea
de dejar de mover mis brazos y piernas y que el mar haga lo suyo.
Solo que siempre floto... queriendo y no queriendo... floto.
Me ahogo, trago agua del mar muerto, me golpean rocas,
me arrancan trozos de la piel los animales, pero nunca me ahogo,
qué mala suerte o qué buena suerte, no es el mejor momento para juzgarlo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Todo el mundo tiene que morirse, aprovecha el lujo de darte cuanta que estas viva y que a veces parece una mierda, pero a veces no. Un muerto no se deprime porque los muertos no sienten.