10 febrero 2010

La última vez

Lo había olvidado.
Nada de mí quería recordarte.
Los poros de mi piel tienen la más fina memoria,
la más obsesiva, la más radical forma de recordar.
Hábito por naturaleza compulsivo de revivir hasta que ya no huelan,
sepan o se sientan los recuerdos, por mera sobrecarga,
por incapacidad final de los sentidos.
Borradas, desterradas fueron de mi conciencia
tus gotas de sudor sobre mi espalda,
cayendo impunes, mientras robaban tiempo a los relojes
para entregarlos como valiente justiciero
a aquel amor que solo de tiempo robado podía alimentarse.
Puntos de luz
fueron desapareciendo de detrás de mis párpados,
desdibujando la imagen que con los ojos cerrados
tomaba forma por entre los sonidos.
Puntos de vista que sería imposible recordar
si nuestras cercanías
no hubiesen expandido toda mi alma por esa habitación,
toda mi alma,
llenando aquel espacio negativo
que rodeaba dos cuerpos una vez más,
la última vez.

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