Caballero andante del olvido,

Cansado de caminar,
Agotado de tanto correr y sentir que nunca ha llegado a ningún lado.
Así se rinde ante el tiempo inclemente.
A los ojos del mundo ha luchado mil batallas, tantas que han sido ganadas o perdidas…
aunque ante sí mismo, se rinde sin luchar.
Sus ojos, ven los destellos de luz que se cuelan por sus largas pestañas,
Y ni siquiera sus pupilas reaccionan ante la luminosa invasión.
No hay razones ya,
Después de todo, lo que resta de su cuerpo
Son solo unos cuantos huesos expuestos, un amasijo de piel ensangrentada,
Y un corazón casi partido en dos, en el sentido más literal, por causa de una espada.
Héroe de la nada,
Caballero andante del olvido, eso será después de un tiempo,
Cuando no quede en la memoria ninguna de sus glorias.
Y cuales glorias habrían de quedar en la memoria de los pueblos,
Cuando estamos hablando de un cobarde,
Uno que derrotó mil peligros y nunca pudo vencer en la lucha
A su propio destino.
Para ti no hay gloria, para ti solo queda la ausencia…
Para ti solo queda el vacío, el silencio…
Para ti solo queda la nada.