Las palabras se ahogan al fondo de mi garganta, a la derecha,
una por una, desechadas por inútiles e inconvenientes para el contexto.
No es preciso ya guardarlas, como siempre, en un cajón
por si algún día las pasas recogiendo, porque son tuyas.
Ocupan mucho espacio y creo que ni siquiera sabes que aún están aquí.
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